Gracias a las inversiones impulsadas por el Gobierno de Javier Milei, Argentina logró un superávit energético de 800 millones de dólares en diciembre de 2024, cerrando el año con un saldo positivo de 5.600 millones de dólares.

Este logro marca un cambio radical respecto a años anteriores, cuando el país importaba tres veces más energía de la que exportaba. La clave de esta transformación fue el aumento de la producción de gas y petróleo, especialmente en Vaca Muerta, que permitió reducir importaciones y expandir las exportaciones, con Brasil y Chile como principales compradores.

Además, el Gobierno promovió inversiones en infraestructura energética y en la ampliación de la red de gasoductos, fortaleciendo la soberanía energética y reduciendo la presión sobre las reservas del Banco Central. Con este nuevo escenario, Argentina no solo dejó atrás su déficit energético, sino que se consolida como un actor clave en el mercado internacional.